Mi hermano, Ricardo Andrés Ruiz Borja, murió el 16 de abril de 2006 en una confusa explosión en el centro de Bogotá. Junto a él murieron sus compañeros Luis Alejandro Concha Alvarado, Jennifer Patricia Riveros y Oscar Javier Sánchez Peña.
Todos, sin pruebas, fueron juzgados como terroristas y guerrilleros de las Farc. Todos fueron culpados de su propia muerte.
Hemos pasado estos años sin saber cómo hablar de lo que pasó y, aún así, siempre hemos tenido la certeza vital de que mi hermano no es un criminal.
Retratos hablados surgió, pues, como un intento de defensa de nuestros lazos y una reconstrucción de mi hermano de forma honesta y con sus matices, que se vale del lenguaje de los expedientes criminales. El proyecto es, además, una invitación a poner la lupa sobre uno de los muchos universos de las ejecuciones extrajudiciales más allá de los hechos finales, las etiquetas víctima-victimario y la historia con H mayúscula.